2 de enero de 2008

La independencia de Kosovo


Según artículos publicados en el mes de diciembre en los periódicos de ABC, La Razón, El País, La Vanguardia, La Razón y El Mundo.

Desde hace unos meses se ha estado intentando negociar lo que era inevitable. Que el 10 de diciembre acabarían las negociaciones entre serbios y albanokosovares sobre el futuro de la provincia de Kosovo. Y que no iba a haber sorpresas: las dos partes defienden posturas muy distanciadas. Serbia sólo cedería a Kosovo un estatuto de amplia autonomía, incluso más de la autonomía que posee Cataluña en España, pero nunca segregándola de su Estado; mientras que los albaneses sólo aceptan la independencia y la creación de un estado soberano tras ocho años bajo protectorado de la ONU. El Grupo de Contacto o Troika, entre EEUU, Rusia y Unión Europea, no ha conseguido llegar a un acuerdo, pues el desencuentro entre Belgrado y Pristina no es cuestión de tiempo, sino de sustancia. Si se llega a una independencia sin la aprobación de Serbia se hará todo al margen de la legalidad internacional. Y se alimentará el mito de que las sociedades viables son las étnicamente uniformes. Algo tan falso como peligroso. Esto podría convertirse en una solución rápida, falsa y, a la larga, comprometida. El 19 de diciembre se reunió el Consejo de Seguridad de la ONU. Se pudo ver que las diferencias entre Belgrado y Pristina son irreconciliables y las posibilidades de un acuerdo resultan nulas. Así lo demostraron tanto el presidente kosovar, Fatmir Sejdiu, como el serbio Vijislav Kostunica. Ante la incapacidad de forjar una solución en la ONU sobre el estatuto del futuro de Kosovo, EEUU dejó claro que está determinado a respaldar la vía de la independencia de forma unilateral. Rusia consideró que el encuentro representaba una oportunidad para relanzar las negociaciones y durante la última semana intentó persuadir al resto de miembros para pactar una declaración presidencial, pidiendo un nuevo esfuerzo político basándose en una hoja de ruta. "La comunidad internacional debe apoyar [a Belgrado y Pristina] para hallar una solución mutua y aceptada", manifestó el embajador Vitaly Churkin. EE UU planteó reservas a la iniciativa rusa. Zalmay Khalilzad recordó a su homólogo ruso que el plazo de 120 días, establecido para que la troika hallara una solución, culminó el 10 de diciembre sin progreso alguno. Por ello consideró que había llegado el momento para encontrar una solución al margen de la ONU. "Si Rusia no apoya el plan de Martti Ahtisaari", dijo, "estadounidenses y europeos estamos determinados a avanzar en su aplicación". El representante británico John Sawers, dejó claro que la resolución 1244 del Consejo de Seguridad aporta la base legal necesaria para avanzar por la vía de la independencia tutelada de Kosovo, conforme al plan Ahtisaari. Kostunica respondió diciendo que declarará "nulos los actos unilaterales de los separatistas albaneses". "Kosovo seguirá siendo una parte integral e inalienable de Serbia", remachó. En Naciones Unidas confían en que las partes no recurran a la violencia, tal y como prometieron, al tiempo que se garantice la seguridad de las minorías. El representante ruso alertó de que el avance hacia la independencia puede tener "consecuencias negativas serias" para la estabilidad de la región. Estados Unidos y Europa ven más el riesgo en el mantenimiento indefinido del statu quo, y recuerdan que la vía de la autonomía no es fórmula que se adapte a la realidad actual.
EEUU había asegurado hace tiempo que reconocería la independencia kosovar aunque ésta fuera proclamada unilateralmente. Serbia y Rusia exigen la prolongación de las negociaciones. Kosovo ya ha anunciado que con el apoyo de EEUU y la UE (apoyan 26 de los 27, a excepción de Chipre que asume un conflicto similar en su territorio con la no reconocida República Turca de Chipre del Norte) declarará la independencia, pues esto le facilitaría su adhesión a la UE, así como la llegada de ayuda financiera al nuevo Estado, pero tal hecho no aseguraría la estabilidad en la región, contraviniendo así un principio hasta ahora inviolable del Derecho Internacional. Es evidente que el respaldo jurídico de la operación es más que dudoso, porque se trata de la primera vez que se va a consumar la mutilación de una parte del territorio de un Estado reconocido para, en contra de su voluntad, convertirlo en independiente. Un Kosovo independiente no será tampoco un modelo de estabilidad. Sembrado de mafias bien conocidas por las policías de toda Europa, su condición de Estado soberano puede convertirse fácilmente en un instrumento para fomentar su impunidad. Lo mejor habría sido intentar persuadir a unos y a otros para que volviesen a convivir en la perspectiva de su futuro europeo, como se les impuso en su día a los ciudadanos de Bosnia o de Macedonia, cuya estabilidad va a quedar seriamente amenazada por el ejemplo de Kosovo. Lo que está claro es que la independencia de Kosovo habrá sido consecuencia de los excesos políticos y militares de Milosevic en los años noventa. No querer reconocer que Serbia ya hace años que ha perdido esta provincia suya, pagando un precio muy elevado por la política de mano dura con la que Milosevic administró Kosovo, imposibilita buscar una solución mínimamente aceptable para sus habitantes. Además EEUU y Rusia han utilizado Kosovo para hacer un ajuste de cuentas propio. Y Europa occidental se preocupa por el efecto dominó de la posible independencia. Lo que más inquieta no es el nacimiento del estado en sí, sino cómo serán protegidas las minorías que en los Balcanes han quedado fuera del Estado al que su etnia, religión o cultura pertenecen. Los derechos colectivos existen, siempre y cuando no atropellen los individuales, los de todas las personas. Actualmente la población serbia en Kosovo no llega al 5 por ciento. Las consecuencias se verán pronto, pues el próximo 20 de enero hay elecciones presidenciales en Serbia y el candidato de los nacionalistas radicales tiene posibilidades de ganar.
España debería haber intentado ejercer el liderazgo incluso empleando el veto. La UE dará luz verde en febrero a la independencia de Kosovo, lo que justificará las aspiraciones de los serbios de la República de Spsrka en Bosnia, aumentará el radicalismo panserbio con las elecciones presidenciales y puede acabar provocando una escalada de violencia en el norte de Kosovo como la de 2004. España debería haber razonado un poco más, sobre todo tras el Estatuto de Cataluña que ya ha cuestionado nuestro modelo de Estado. Este hecho servirá de excusa a los nacionalistas vascos y catalanes. La comparación es complicada, porque Cataluña no es Kosovo ni el País Vasco, Montenegro. Aun así, los vascos, pero también catalanes y gallegos, tendrán su victoria estratégica más decisiva. No bajo nombre propio, sino en la figura vicaria de una banda de narcotraficantes, trocada en policial partido único de Kosovo. A aquellos mismos a quienes incluyó en la lista de la más peligrosa delincuencia organizada en los años noventa, dará legitimidad ahora la Unión Europea para constituir nación independiente dentro de pocas semanas. Si una mafia de traficantes y asesinos profesionales como la UCK puede ser reconocida madre de la patria, no existe argumento alguno que prive a ETA de honor idéntico. Ni a ETA ni a nadie que tenga la capacidad de poner bombas y manejar kalashnikovs.

1 comentario:

begusa dijo...

me sumo al refrán:qué fácil es ver la paja en el ojo ajeno y cuán difícil la viga en el propio.
hay cosas que siempre serán inexplicables.

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