1 de febrero de 2013

La gran estrategia de Esperanza

La ex presidenta de Madrid se ha convertido en la única dirigente del PP que ha salido incólume de la grave crisis del Caso Bárcenas... ¿casualidad o coincidencia?


Cada día lo tengo más claro. Esperanza Aguirre es la persona más inteligente, previsora y avispada de toda la cúpula del Partido Popular.  ¿Por qué? Porque se ha librado de todos los casos de corrupción que están salpicando al PP, presidente del Gobierno incluido. Es la única limpia. Ayer, como todos y todas sabrán, el diario El País publicaba en exclusiva #lospapelesdeBárcenas, tal y como lo englobó el hashtag que pronto colapsó Twitter. Una serie de anotaciones manuscritas que recogían todas las supuestas cantidades que el partido dio en B a sus altos dirigentes. No se libra nadie. Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes, Álvarez Cascos y hasta el ex presidente del PP andaluz, Javier Arenas. Sin duda, el Partido Popular está metido en un charco que puede acabar como el caso de corrupción más grande en un partido político español desde el GAL o el FILESA que fulminaron al gobierno socialista de Felipe González.

Sin embargo, hay una persona que ha quedado limpia. Sin mácula alguna. Intachable. Como decía al principio, me refiero a Esperanza Aguirre, ex presidente de la Comunidad de Madrid. Sorprende que la ex lideresa no aparezca en esta larga lista de supuestos corruptos cuando ha sido una de las principales dirigentes del partido en los últimos veinte años, aunque sí que es cierto que las constructoras que aparecen en la lista de Bárcenas tienen cinco concesiones de hospitales madrileños. Aun así, cada vez tengo más claro que Esperanza Aguirre sabía lo que iba a ocurrir. Ya no solo intuía el caso de corrupción que estaba a punto de estallar en el seno de su partido, sino que estoy seguro de que aventuró también los problemas que la controvertida reforma sanitaria iba a traer en Madrid si seguían, como así ha sido, las múltiples y multitudinarias protestas del sector sanitario. Ahora, meses después de su sorprendente abandono, ha salido a la luz que su ex consejero de Sanidad, Juan José Güemes, era consejero de la empresa Unilabs, una a las que el propio Güemes adjudicó la cesión de los análisis clínicos de seis hospitales públicos de la Comunidad. El ex consejero de Sanidad ha dejado su cargo en Unilabs, ¿pero acaso ha roto la empresa estos contratos supuestamente fraudulentos y conseguidos por claro nepotismo? Lógicamente, no.

Por otro lado, hace unos días el Tribunal Constitucional también declaró ilegal el cobro del euro por receta, -aunque Madrid ya ha anunciado que no devolverá los cinco millones de euros que consiguió- otra de las medidas que más daño está haciendo al sucesor de Esperanza Aguirre, Ignacio González, que hasta que la lideresa se bajó del barco era el vicepresidente de la Comunidad. Y cómo no, antes de abandonar la primera línea, Esperanza dejó también bien atado el despropósito de Eurovegas, una macro urbanización del juego donde no habrá ley que valga y donde, parece ser, todo desmán estará permitido. Ahora que empiezan a surgir con fuerza las voces en contra de este caótico agujero ético y moral, la ex lideresa descansa apaciblemente junto a su esposo, el Conde de Murillo, en el palacete del siglo XVIII que ambos poseen en pleno centro de Madrid. Sí, ese palacete “de techos altos” que dejaba a Esperanza tiesa a fin de mes por lo mucho que gastaba en combustible para calentarlo.

En conclusión, Mariano Rajoy tiene el agua al cuello y, presumo, los días contados. Sin embargo, Esperanza espera en la retaguardia su salto a la gloria. A pesar de que ayer María Dolores de Cospedal intentó apaciguar las aguas, declarando por enésima vez que no saben nada de los famosos sobres de Bárcenas, la propia militancia del partido empieza a cuestionar la inocencia de sus ‘jefes’. Hasta un barón como es el presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel ha asegurado que todo esto “huele muy mal”. El propio Pío García Escudero, presidente del Senado, ha reconocido que recibió un préstamo de cinco millones de pesetas, tal y como recogen los papeles de Bárcenas. Las pruebas de El País son prácticamente irrefutables y la única respuesta del Partido Popular ha sido emprender acciones legales contra el diario y los periodistas que firman la noticia y prohibir a Carlos Cué, redactor jefe de Política del diario de PRISA, realizar pregunta alguna a Cospedal en la rueda de prensa que ofreció tras saltar la noticia.

Al PP apenas le queda Esperanza. Es, sin duda, el único animal político que puede reflotar al partido. Ha jugado sus cartas con inteligencia y ha ganado sin despeinarse. Ha evitado el desgaste que supone aplicar sangrantes recortes en la Comunidad de Madrid, ha limado el odio que le dedicaban los votantes catalanes al ser fichada por una empresa de cazatalentos de esa comunidad y, por último, ha salido incólume del gravísimo Caso Bárcenas, amén de haber sido el único peso pesado del Partido Popular que no se ha escondido ante los medios para hablar abiertamente de esta supuesta trama corrupta. Por todo esto me aventuro a decir que, nos guste o no, Esperanza Aguirre se perfila como una de las más claras aspirantes a optar a la presidencia del gobierno más pronto que tarde. ¿Tropezará de nuevo este país con la misma piedra? Esperemos que no.

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